Como se defienden las tortugas

Orina mecanismo de defensa de las tortugas
Las tortugas son únicas entre todos los reptiles. Tienen un mecanismo de defensa asombroso: su caparazón. El caparazón está hecho de hueso con escudos en la capa exterior. Los escudos están hechos de queratina, igual que el pelo y las uñas de los humanos. Cuando se sienten amenazadas, las tortugas se meten en su caparazón para protegerse. Haga clic en su foto para ver su biografía.
Tortuga de patas rojas (Geochelone carbonaria). Estas tortugas viven en Sudamérica y se desplazan por el suelo de las selvas. Tienen patas extralargas, así que cuando llueve y el barro es espeso, caminan de puntillas para encontrar sus alimentos favoritos. Su nombre se debe al característico color rojo anaranjado de sus patas y pies.
Tortuga de patas rojas (Geochelone carbonaria). Estas tortugas viven en Sudamérica y se desplazan por el suelo de las selvas. Tienen patas extralargas, así que cuando llueve y el barro es espeso, caminan de puntillas para encontrar sus alimentos favoritos. Su nombre se debe al característico color rojo anaranjado de sus patas y pies.
Tortuga cuello de serpiente de la isla de Roti
Una de las principales formas de defensa de las tortugas moteadas es la ocultación y el comportamiento sigiloso. Se las puede encontrar escondidas dentro de sus caparazones para proteger sus vulnerables miembros y órganos. Este tipo de comportamiento se produce cuando la tortuga se siente amenazada o en peligro. Sin embargo, se encuentran con carnívoros, y no es raro encontrarse con una tortuga moteada a la que le falten miembros o que tenga marcas de mordiscos en el caparazón. Los mapaches son su depredador más frecuente, pero también el águila calva y la mofeta.
¿Es peligrosa la serpiente tortuga?
El caparazón externo, duro y óseo, no sólo indica la edad relativa y la especie de las tortugas marinas, sino que también funciona como una armadura natural. Las tortugas marinas no pueden retraer la cabeza y las extremidades bajo el caparazón, a diferencia de otras tortugas. En cambio, sus cuerpos son aerodinámicos para ofrecer resistencia y velocidad en el agua, lo que resulta útil cuando las tortugas marinas adultas se enfrentan a sus principales depredadores: grandes tiburones y, a veces, orcas. Las características que las convierten en potentes nadadoras, grandes aletas delanteras en forma de remo y aletas traseras más pequeñas en forma de timón, también hacen que las tortugas marinas sean torpes y prácticamente impotentes en tierra, venerables ante cualquier cosa.Además del caparazón, también están armadas con garras en cada aleta delantera, grandes párpados superiores para proteger sus ojos y agudos sentidos de la vista y el olfato bajo el agua. Ni las tortugas marinas ni las terrestres tienen dientes, pero sí mandíbulas bien construidas que varían de forma según la especie y la dieta. Algunas tortugas comen coral, imagínese el daño que causaría a un hueso o a un animal.
Tortuga mordedora común
El caparazón de las tortugas debe contarse entre las mejores ideas de la naturaleza. Al fin y al cabo, las tortugas debutaron incluso antes que los dinosaurios, hace unos 200 millones de años, al principio de la Era de los Reptiles, y todo el mundo sabe lo que ocurrió con estos últimos. La caja de huesos fusionados de la tortuga, dura como una roca, tiene espacio de sobra para proteger la cabeza, el cuello y las extremidades del animal, así como sus órganos internos, de las mandíbulas y garras de los depredadores.
Unos 50 huesos, entre ellos la columna vertebral y las costillas, forman el caparazón. Otros 11 huesos componen la parte inferior, o plastrón. Están unidos a cada lado por puentes de caparazón o por ligamentos. Los caparazones de la mayoría de las tortugas tienen la protección añadida de una capa de escudos córneos que se superponen a las costuras de las placas óseas. En las tortugas de caparazón blando, la cubierta es una piel dura de color oliva oscuro o marrón en el caparazón, pero tan clara en el plastrón que la estructura ósea subyacente suele ser visible.
La tortuga viva más grande de Norteamérica, aparte de las tortugas marinas que anidan en las playas oceánicas, es la tortuga mordedora caimán. Un ejemplar del zoológico Brookfield de Chicago pesaba 249 libras cuando se midió hace unos años, y una más grande podría estar al acecho en el fondo de uno de los ríos que desaguan en el Misisipi desde Illinois hasta el Golfo de México. Se trata de una criatura de aspecto primordial, con su inmensa cabeza, mandíbulas abiertas y caparazón de 30 pulgadas adornado con tres escarpadas quillas, todo lo cual le da un aspecto de caimán.