Base irpf
Ejemplos de bases imponibles
El impuesto sobre la renta de las personas físicas se define como los impuestos que gravan la renta neta (renta bruta menos las desgravaciones fiscales permitidas) y las plusvalías de las personas físicas. Este indicador se refiere a la administración en su conjunto (todos los niveles de la administración) y se mide en porcentaje tanto del PIB como de la fiscalidad total.
El impuesto sobre la renta de las personas físicas se define como los impuestos recaudados sobre la renta neta (renta bruta menos desgravaciones fiscales permitidas) y las ganancias de capital de las personas físicas. Este indicador se refiere a la administración en su conjunto (todos los niveles de la administración) y se mide en porcentaje tanto del PIB como de la fiscalidad total.
Impuesto sobre el valor añadido
La fiscalidad puede implicar pagos a un mínimo de dos niveles distintos de gobierno: al gobierno central a través del SARS o a los gobiernos locales[2] Antes de 2001, el sistema fiscal sudafricano estaba "basado en la fuente", según el cual los ingresos se gravan en el país donde se originan. Desde enero de 2001, el sistema fiscal ha pasado a ser "basado en la residencia", según el cual los contribuyentes residentes en Sudáfrica tributan por sus ingresos con independencia de su origen. Los no residentes sólo están sujetos a impuestos nacionales[3][4].
Los ingresos del gobierno central proceden principalmente del impuesto sobre la renta, el impuesto sobre el valor añadido (IVA) y el impuesto de sociedades. Los ingresos de la Administración local proceden principalmente de las subvenciones de los fondos de la Administración central y de las tasas municipales. En el ejercicio 2018/19, el SARS recaudó 1.287.700 millones de rands (equivalentes a 86.400 millones de dólares estadounidenses)[5] en concepto de ingresos fiscales, una cifra superior en 71.200 millones de rands (o un 5,8%) a la del ejercicio anterior.
En el ejercicio 2018/19, Sudáfrica tuvo una relación entre impuestos y PIB del 26,2%, que fue solo ligeramente superior al 25,9% de 2017/18. El coste de recaudar ingresos fiscales se ha mantenido algo constante; disminuyendo ligeramente del 0,93% de los ingresos totales en 2016/17 al 0,89% en 2017/18,[2] mientras que el ejercicio 2018/19 mostró una nueva mejora en el coste de recaudación de ingresos, que se redujo al 0,84%.[1]
Impuesto del timbre
La base imponible es el importe total de la renta, la propiedad, los activos, el consumo, las transacciones u otra actividad económica sujeta a imposición por una autoridad fiscal. Una base impositiva estrecha no es neutral y es ineficaz. Una base imponible amplia reduce los costes de administración fiscal y permite recaudar más ingresos con tipos más bajos.
La base imponible es lo que se grava, y el tipo impositivo es la fracción de la base que se recauda mediante impuestos. Así, la cuota tributaria total se calcula multiplicando el tipo impositivo por la base imponible. Una autoridad fiscal puede gravar una base más reducida a un tipo más alto o una base más amplia a un tipo más bajo para alcanzar el mismo objetivo de ingresos.
La base del impuesto federal sobre la renta incluye todos los tipos de ingresos, como salarios, intereses y dividendos, y ganancias de capital. Sin embargo, la base del impuesto federal sobre la renta se ve reducida por diversas deducciones y créditos. Una base impositiva más neutra aplicará un tipo bajo a una base impositiva amplia con pocas excepciones. Cuantas más excepciones se eliminen de la base imponible, mayor será la carga fiscal que recaiga sobre lo que quede de la base imponible.
Impuesto de sociedades
Fuimos dos de los nueve extranjeros invitados por el Ministerio de Hacienda de Sudáfrica a participar en un taller de una semana para avanzar en un largo proceso de reforma fiscal iniciado por el primer gobierno democráticamente elegido de Sudáfrica poco después de tomar el poder. Creemos que haría falta una insensibilidad inusual -incluso insensibilidad- para no comprometerse emocional e intelectualmente con el éxito de este esfuerzo por corregir, sin rencor ni recriminación, las consecuencias de décadas de injusticia sistemática.
Todos los países en vías de desarrollo se enfrentan a problemas difíciles a la hora de reunir sus limitados recursos para promover el crecimiento económico. Pocos se enfrentan a una combinación de problemas tan ardua como la que afronta Sudáfrica. Las limitaciones económicas se combinan con el legado político del apartheid. Los gobiernos elegidos democráticamente en 1994 y 1999 han conseguido, con recursos bastante limitados, preservar un grado notable de cohesión política y sacar a Sudáfrica relativamente indemne de las turbulencias económicas asiáticas que amenazaban con extenderse a otras naciones en desarrollo. Aunque hará falta algo más que un poco de buena suerte para superar los retos a los que se enfrenta Sudáfrica, los augurios actuales son esperanzadores.